14/10/09

LA VERITAT ÉS L'OPCIÓ PITJOR

L'últim libre del crític literari anglès James Wood, actualment resident als Estats Units, on treballa a The New Yorker, o sigui, l'estendard de la intel·lectualitat nord-americana, "Los mecanismos de la ficción. Cómo se construye una novela" ha obert una polèmica important en els cenacles de l'alta cultura occidental. Defensor de l'estil realista clàssic, el crític -i novel·lista-, ha estat titllat de reaccionari entre crítics i autors, especialment al seu actual país de residència, on se'l veu com un defensor d'un anacronisme caduc. A grans trets, Wood defensa la vigència del cànon literari occidental -en la línia de Harold Bloom-, però seria injust etzibar-li una etiqueta d'ultradefensor de l'estètica premodernista. Al contrari, quan parla de Thekhov, lloa la seva capacitat d'analitzar la forma i enfrontar-se-li com un problema a la recerca constantment de noves solucions. Així, en l'entrevista que publica la revista digital Letras libres defensa l'actitud experimental de V.S. Naipaul al temps que reconeix la seva visió política ultraconservadora.
Com subratlla molt bé Jordi Gracia a la seva recensió al suplement de El País Babelia de 26de setembre, a propòsit de la polèmica generada al fil de la seva crítica al que ell denomina realisme histèric d'autors tan celebrats com Don de Lillo o Thomas Pynchon, Lo que propone restituye el honor al viejo realismo (suponiendo que lo tuviese perdido entre los lectores y escritores más jóvenes o más desatentos): aspira a seguir aprendiendo en Flaubert, Tolstói, James o Proust porque no sólo no son una intolerable forma de anacronismo o, peor aun, de conservadurismo off,
sino que sus lecciones no han perdido nada de lo que las hizo magistrales. Se lo han reprochado en Estados Unidos más de una vez, pero su réplica es elemental: narrar la experiencia del mundo con la complejidad y los matices (con la verdad, que él mismo entrecomilla prudentemente) de esos y otros autores realistas nunca podrá ser una forma de reaccionarismo sino un cauce solvente, poderoso, fecundo y algo devaluado en los últimos años. El estilo indirecto libre no está agotado, pero es de manejo muy difícil; los personajes complejos siguen siendo un eje crucial de la novela, pero cuestan mucha dedicación; los detalles deben crujir donde sea necesario, pero escoger y preparar ese efecto requiere también paciencia y talento; la sutileza es un efecto y no una casualidad simpática de narrador locuaz o espontáneo.

Molt interessant, en aquest aspecte, és el que diu matisant el seu atac a De Lillo i Pynchon a la referida entrevista a Letras libres:

(...) he sido malinterpretado. Parte de lo que no me gusta del realismo histérico es precisamente el realismo. En otras palabras, lo que no me gusta de algunos de esos libros –y, de nuevo, pienso cuán grandes son: Submundo de DeLillo, o las novelas de David Foster Wallace, o Against the Day de Pynchon– es que los veo parcialmente dentro de la tradición del realismo estadounidense, en la cual el escritor piensa: “Debo sumergirme en la realidad norteamericana, debo poner en la novela cuanta información pueda sobre la realidad actual o la historia norteamericana.” De ahí el tamaño de las novelas, pero también de ahí su saturación con información, con videófonos semióticos o lo que sea. Lo que no me gusta de estos escritores es que de algún modo parecen haber renunciado al desafío de la forma, que es lo que Henry James decía en uno de sus prefacios: las relaciones humanas no se detienen en punto alguno y el exquisito problema del arte es trazar un círculo dentro del cual parezca que sí. Eso es la forma, ¿no?

Un autor tan aparentment allunyat del realisme clàssic com Sam Savage, esdevingut autor famós amb la seva primera novel·la, "Firmin", publicada quan ja havia depassat els seixanta anys d'edat, abunda en la seva referència a la importància dels detalls. En entrevista a la mateixa edició de Babelia, diu: Todo está en los detalles. (...) Pero parece que en los últimos años se ha impuesto, al menos en los Estados Unidos, que un libro importante debe tener acontecimientos trascendentales, guerras o asesinatos.Si embargo, lo que hace importante una novela no son sus acontecimientos necesariamente, los detalles son clave. hay grandes novelsa en la historia sin un evento detrás. Pero hoy todo el mundo quiere escribir la gran obra del Holocausto o que defina el mundo.

Aquesta anàlisi no impedeix a Wood i Savage comprendre la complexitat de l'estructuració del relat, que és tant com comprendre els mecanismes narratius de la nostra espècie i, consegüentment, de la nostra interpretació de la realitat. Això al·ludeix als mecanismes de la memòria, i als mecanismes de creació del jo. Novament Savage: No existe la memoria real, sino interpretaciones de la memoria. Nosotros interpretamos lo que vemos, y de alguna manera cuando vemos una fotografía nos ayuda a interpretar nuestros recuerdos. A veces hay diferencia entre la memoria individual y colectiva, según la teoría de Wittgenstein, si recuerdas una cosa o crees que la has recordado no es diferente de que pensaste eso o creíste haberlo pensado. No hay diferencia entre recordar algo o creer que lo has recordado.

En aquest sentit, és molt il·lustrativa l'anècdota que cita el mateix Wood sobre la seva discussió amb la molt estimable jove escriptora Zadie Smith (una altra europea transplantada a Amèrica) sobre els efectes de la constitució o deconstrucció del jo des dels estudis de les ciències neuronals. Explica Wood:

Ella me dijo: “Esto va a ser una revolución”, y yo le dije: “Ya ha sido una revolución.” Me contestó: “No, va a significar una revolución en los estudios de literatura de la misma manera en que lo fue Freud. Lo que haremos es convertir la pregunta ‘¿qué es el yo (the self)?’ en algo tan obsoleto y anacrónico como la pregunta del siglo XIX sobre qué es la vida, porque la ciencia revela que se trata sólo de un sistema de procesos.” Y yo le dije: “¿Y qué? Eso lo sabemos, lo hemos sabido por un largo tiempo. La neurociencia es esencialmente biología, y el último siglo nos ha mostrado mucho de nuestra biología: nuestros impulsos, nuestros motivos y demás. Freud, después de todo, se pensaba como un científico, un biólogo de la mente, y no destruyó el yo, no destruyó ninguna de las preguntas, no alteró el hecho de que nuestros padres mueren y de que nosotros moriremos.” Yo no veo ningún desafío allí, pero ella es diez años menor que yo y, curioso en un novelista, tiene urgencia por deshacerse de la complejidad del yo, y eso se puede ver en sus novelas.


En definitiva, James Wood realça la capacitat de la ficció de descriure la complexitat amb què l'home construeix la seva experiència de la realitat. De manera anàloga a la ficció, treballem amb efectes i efectismes que ens acoten els marges infinits de les experiències possibles en el marc de la nostra limitada experiència, i els dotem de la comprensió en què està implicada la nostra identitat, o, com diu ell, el nostre teixit moral.

Una altra autora jove, la canadenca Nancy Huston, és un cas contrari al de Wood: una americana afincada a Europa. Publica ara "La huella del ángel", però en la mateixa línia que el britànic es despega de la teoria literària, el pes de les anàlisis estructurals, l'ombra de Roland Barthes. Assegura que no és casual que comencés a escriure aquesta novel·la (ho va fer ara fa deu anys i és anterior a "Línies de falla", amb què s'ha donat a conèixer entre nosaltres) després de la mort de la vaca sagrada de l'estructuralisme. Ho veu ara com un alliberament, un poder-se tornar una mica més ingènua i creure's els personatges (Babelia, 3 d'octubre).

És la capacitat de traçar personatges, jos en definitiva, el que segurament diferenciaria el realisme literari dels corrrents postmoderns que desafien la vigència de la construcció d'un ego integrat i homogeni en la seva interacció amb el món. Wood no li treu la raó a Barthes... en un 98 %. Però opina que en el 2 % per cent restant està la clau:

La lógica de toda la cuestión, según Barthes, es que la narración no se refiere a nada, que es simplemente la incesante aventura del lenguaje, que trata sólo acerca de sí misma. Y yo no creo eso. Pienso que eso no se confirma con nuestra experiencia de leer ficción, que está ubicada en el mundo y trata sobre el mundo. Pienso, como lo digo en el libro, que es posible tener en la cabeza dos cosas en apariencia incompatibles: que la literatura es un sistema de códigos y convenciones y que también es verdadera.


Com treballa l'artista amb aquest material de codis i convencions i amb la seva dialèctica amb la veritat? Dora García, la vallisoletana nascuda el 1965 que explora els camins narratius d'arts visuals, sempre en recerca de mecanismes interactius amb l'espectador, proclama a la referida edició de Babelia del 3 d'octubre: "La idea d'artista es insoportable". En el seu llenguatge radical, ve a dir el mateix que Wood: No existe esa dicotomía realidad/ficción. La ficción es el único modo que tenemos de construir la realidad, de aprehenderla. Es una necesidad. La única diferencia está entre las ficciones útiles, que son las que creamos para sobrevivir, y las ficciones inútiles, que creamos para divertirnos. Todos tenemos que hacer una construcción del mundo para poder vivir en él. No hay otra manera de comunicarse con el mundo más que con la ficción.
Com a creadora de ficcions inútils, tanmateix, sembla esquiva, més aviat deconstructivista, o almenys previnguda contra l'emergència de l'ego de l'autor:

P. También destaca su propia invisibilidad como autora.

R. Tiene que ver con la desaparición del autor. Cuando hablamos de estos trabajos, esas cuestiones son necesidades. No se hace por ser modernos, sino porque hay cosas que son insoportables. Es insoportable la idea de autor, o la idea de artista. En la exposición se va a disponer una sala dedicada a documentación donde se presentará un vídeo descabellado de Martin Kippenberger, que construye una sátira feroz del formato "entrevista de artista". La propia idea de la entrevista de artista -la que estamos haciendo ahora- se ha convertido en insoportable, porque hay una serie de clichés que el público espera de ti, la exhibición de tu subjetividad.

Dora García remarca la transgressió, la constant tensió contra la norma i la convenció, que és en definitiva l'essència de l'art autèntic -si el podem mirar de definir-. I en això no es diferencia de James Wood, com ja he indicat. La desaparició de l'artista que reivindica és, tanmateix, d'una certa ambigüitat. Com ella mateix reconeix, l'artista és el que facilita codis de creació de ficcions que poden, o no, ser acceptats per l'espectador o receptor de la seva obra. Potser no està tan en contra de la idea d'artista professional que pressuposa un ascendent sobre el públic com de la idea d'autor capficat en dotar les coses de sentit, ja que, afirma, tot és gratuït i no res té sentit. Amb reticent especepticisme, renega de l'art comercial perquè, justament, pretén connectar amb el públic amb l'atorgament de sentit a l'obra.

Però no és aquesta precisament la tasca de l'artista: crear ficcions inútils -en el sentit de no utilitàries- que abordin amb una nova llum els codis i convencions dels mecanismes de creació de ficcions uilitaristes? Diu Dora García que la realitat és com aquelles comèdies on tothom menteix i tothom ho sap, però mantenen la ficció perquè els interessa, perquè l'opció de la veritat seria molt pitjor.

Potser és simplement que l'art no pot deixar d'aspirar a crear la veritat encara que no pugui apuntar les seves fletxes al centre de la diana perquè, simplement, desapareixeria la seva capacitat de creació i de renovació.

4 comentaris:

  1. Ovació tancada, moltes gràcies. Caldrà rellegir-lo amb calma un parell de vegades :)

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  2. Interessant. Jo també l'hauré de llegir2 vegades més.

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  3. Interessant. Jo també l'hauré de llegir 2 vegades més.

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