UN EXCÉS DE SIMPATIA INTEL·LECTUAL?

Diu el conseller Puig -que no dimiteix ni quan es desborden els policies ni quan se li desborden els violents presumptament de l'altra banda-, que el moviment dels indignats ha rebut un excés de comprensió i simpatia per part dels intel·lectuals i dels mitjans.

És això cert? No ho acabem de detectar en el que hem llegit i escoltat aquests dies.

Alguns mitjans són directament tendenciosos: una televisió pública (pública?) com TeleMadrid, cometia aquest atemptat a la deontologia informativa, segons El Público: va mostrar fotos de disturbis en manifestacions a Grècia per intentar demostrar que els manifestants de Barcelona noe ren pacífics. Les fotos eren del diari El Mundo , en el qual sí es contextualitzaven correctament.


Què diuen els intel·lectuals, a tot això? Veiem primer el que diuen alguns intel·lectuals d'allà a la Meseta:

Fernando Sánchez Dragó a El Mundo: "Los indignados de Sol se parecen a los descamisados de Perón, pero visten, aunque muchos de ellos lo ignoren y sean sólo lo que Togliatti y otros de su colla llamaban "tontos útiles", camisas rojas (las de Stalin), negras (las de Mussolini) pardas (las de Hitler), gris maón (las de Mao) y azul eléctrico (las de Franco)". El Sr. Dragó s'ha apuntat recentment a la teoria revisionista que diu que Franco va ser un governant autoritari, no totalitari i és col·laborador habitual de TeleMadrid.

Fernando Savater: Los indignados de Barcelona son "un hatajo de mastuerzos que quiere imponerse a los representantes de la votación popular y que, por tanto, debían ser desalojados por la Policía y nada más" (El Público). El Sr. Savater és col·laborador habitual de El País i codirigeix la revista Claves de razón práctica. És membre destacat del partit polític Unión, Progreso y Democracia i del moviment ¡Basta ya!

Veiem ara el que diuen els mitjans i intel·lectuals de casa nostra.

El director de La Vanguardia, José Antich en un article d'opinió d'ahir: es el momento de recuperar el prestigio y la autoestima. La Catalunya real no es la que un grupo de desalmados quiso trasladar al mundo de nuestro país.

El mateix dia, el celebrat escriptor Quim Monzó, a La Vanguardia: Desde que el miércoles los supuestos indignados intentaron impedir el pleno del Parlament y agredieron a diputados, a muchos opinadores ya no les caen bien. Dicen: "Han traspasado una línea roja". Dicen: "El primer día despertaban simpatía y han acabado como un grupo de golpistas". De golpe les han visto el plumero. Pues ya me perdonarán, pero se les ha visto el plumero desde el primer día. Con las nobles excepciones que quieran, era evidente de qué pie calzan. ¿Qué podías esperar de un grupo que, antes de conseguir nada, ya se autobautizaba con el nombre pomposo de Revolución? Una revolución es algo serio, un cambio drástico de las instituciones y de las estructuras y, aquí, de cambio, ni uno. ¿Dónde está la revolución? ¿Cómo va a haberla si, antes de ganarla, los supuestos revolucionarios ya se ponen las medallas?

Pilar Rahola, periodista, ex-política, actualment col·laboradora a molts mitjans, entre ells La Vanguardia. Ahit també en aquest diari: Recojo las declaraciones de e-noticies, a raíz de una entrevista en RAC1 a Arcadi Oliveres, cuya insinuación es muy clara: "Puede ser que una parte de esta violencia haya sido originada por agentes policiales vestidos de paisano, porque sé que en ocasiones anteriores se había producido". La misma idea corre por la red y de golpe un movimiento que dice ser asambleario habla por boca de improvisados representantes y asegura que la violencia es de otros, de unos que pasaban por ahí, y que lo suyo es paz y amor. Entonces, los miles de congregados bajo el explícito lema de boicotear a los parlamentarios ¿sólo querían abrazarlos? Las imágenes de extrema violencia de los jóvenes ¿son puro photoshop? Intentar el boicot a un Parlamento ¿es un gesto de amor? Y la responsabilidad de encender los ánimos contra los diputados ¿recae en agentes infiltrados de los Mossos? La retahíla de preguntas podría continuar hasta el delirio.

I encara un altre article d'opinió a La Vaguardia, el mateix dia, d'Albert Gimeno: Los violentos defensores del antisistema, entremezclados entre otras personas que simplemente se sienten indignadas, son la escoria de nuestra sociedad y necesitan ser reprimidos como merecen: con mano dura. Absténgase la corte mediática defensora del papanatismo de considerar esta afirmación como un destello de la derecha más ultraliberal. Creo que hace mucho tiempo que la mayor parte de la ciudadanía percibe actitudes que no son de recibo pero lo vivido el miércoles frente al Parlament superó todos los registros. Los profesionales de la violencia tienen una impecable hoja de servicios. Desde Canaletes a las protestas del Banco Mundial. Desde el apoyo a la ETA que atentó en Catalunya hasta el disfraz de perroflauta violento. Desde los amotinados en el edificio de Banesto hasta quienes se atreven a zarandear, pegar y ridiculizar a diputados electos, por obtusa que haya sido su gestión.

(Disculpi, Sr. Antich, però no he estat capaç de trobar aquests articles en català a la seva edició digital).


Bones mostres de contundència intel·lectual i de simpatia cap als indignats.